Artículo escrito Por David López Belanche, profesional de las Finanzas y Executive Master in Finance por IE Business School. @LopezBelanche

Mucho se ha escrito sobre la falta de competitividad del tejido empresarial español y de su discreto nivel de exportaciones en relación a otras economías de similar tamaño. La realidad tampoco es tan negativa como nos la quieren vender, pero toda correlación de dos variables siempre tiene una doble interpretación. Fíjense en la gráfica inicial.

España no parece ir mal, exporta más que Francia, Italia y Grecia, al menos en relación al PIB.  A simple vista, parece que la situación ha mejorado, pero la doble interpretación puede reflejar que este crecimiento sea un mero espejismo, que realmente exportamos un poco más, pero que nuestro PIB es mucho menor. Ya saben, numerador y denominador. Las matemáticas son así de juguetonas…

Quería poner este ejemplo como introducción antes de hablar de la productividad laboral. ¿Qué es la productividad? La Organización Internacional del Trabajo tiene varias definiciones, pero la comúnmente aceptada, al menos en este país, es la siguiente: Productividad Laboral= Producción Total de Bienes o Servicios/Gasto Total en Salarios

¡Vaya por Dios! Otra vez un numerador y un denominador… Este simple quebrado representa, en sí mismo, todo el modelo económico de un país, y como casi siempre… España es España. ¿Y qué es la competitividad? Su propio nombre lo indica, es la capacidad para competir, bien sea por precio o por innovación. Y de nuevo, España es España…aunque me pese…

“Tenemos que aumentar la productividad y la competitividad” decían, y nos han obligado a tomar la ruta más sencilla: pegamos un hachazo a los salarios, y ¡tachán! ya somos productivos y competitivos.

Y sí, somos productivos, pero somos mediocres. Somos mediocres porque en lugar de invertir en I+D, en formar a los empleados, en retener el talento para mejorar, crecer y producir más y mejor (es decir, crecer en el numerador de la definición de la productividad), optamos por contratos basura, sueldos indignos, precariedad laboral e infraempleos (es decir, reducimos el denominador). Qué frías y qué sabias son las matemáticas. España, hoy por hoy, va encaminada hacia la mediocridad.

Salarios España

El pasado 21 de noviembre, el diario El Mundo publicó unas gráficas escandalosas sobre la rebaja salarial acaecida en España (imagen superior). Los datos hablan por sí mismos, pero la realidad duele. A primeros de noviembre, en España había 4.526.804 desempleados. Pero es que además, 5.752.040 trabajadores ganan 600 euros al mes. Resumiendo, 10.278.844 personas, con nombre y apellidos, muchos con familia, que quieren trabajar dignamente, apenas consumen porque o no ganan nada o cobran una miseria. El 55% de las personas en edad de trabajar no consumen, porque no pueden.

Como buen keynesiano, soy un firme defensor de que la demanda y el consumo son el motor de la economía. Con estos datos y estas políticas, el motor no sólo esta gripado, es que no hay forma razonable de salir de esta crisis. Necesitamos políticas de crecimiento, aumento salarial y retención del talento de inmediato, o el doloroso estancamiento económico será inevitable. Y no será por no haberlo avisado…