Ya tenemos otro debate. Soluciones y certezas ninguna. ¿Debates? Cuantos queráis.

Viene esto a colación de las últimas declaraciones de Pablo Iglesias, actual segundo Vicepresidente del Gobierno de España,  que se emitirán en el próximo programa de Salvados del 17 de enero de 2021.

«Me he dado cuenta de que estar en el Gobierno no es estar en el poder».

¿Cómo es posible que alguien de la supuesta talla intelectual de Pablo Iglesias manifieste a estas alturas de la película semejante afirmación?

Las posibles respuestas podrían calcarse, sorprendentemente, de controversias del pasado político más reciente. Da la impresión de que seguimos sin avanzar demasiado. De que todo se repite en bucle.

Pero como hemos dicho al principio, el entretenimiento “ha sido servido” nuevamente, así que aquí van algunas de las posibles interpretaciones de la “gente” ante sus declaraciones.

A) Partidarios de las teorías conspiratorias

Responderían así a un intento premeditado de manipulación del electorado de Podemos. Reconociendo ahora que estar en el gobierno no faculta ni atribuye poder para aplicar las políticas prometidas en campaña electoral desde la oposición, la inoperancia y la falta de concreción de las mismas quedarían justificadas con el “nuevo nivel de conciencia” del dirigente.

B) Partidarios de la escasa talla intelectual del dirigente de Podemos

Estas declaraciones consolidarían así los argumentos de los tradicionales detractores de Iglesias, que siempre han atribuido una lucidez pueril, mermada y deteriorada a sus reflexiones y propuestas políticas.

C) Partidarios del progresivo envilecimiento de Iglesias cuanto más se acerca al poder

Que lo corrompería y obligaría a conceder entrevistas pactadas, con declaraciones que rompen su tradicional línea e ímpetu ideológico, para conservar el status personal conseguido y, de paso, acrecentarlo conforme la dialéctica de su proceso íntimo de corrupción y manipulación de la ciudadanía progresa.

D) Partidarios de la cortina aterciopelada de humo

Con declaraciones de este tipo, que supuestamente permiten constituir un salto intelectual para una ingente masa de ciudadanos rezagada del nivel medio de pensamiento crítico, en realidad el único y principal fin para verter ahora este tipo de reflexión consistiría, precisamente, en adquirir una renovada dosis de poder, que pretendería adquirir y legitimar una nueva  brecha de tiempo y distancia entre el representante y los representados.

E) Partidarios de una aspiración oculta y secreta por parte de Iglesias hacia una dictadura

Que para muchos, curiosamente, sería una aspiración legítima, por la cantidad de taras registradas en los actuales sistemas democráticos. En todo caso muchos otros manifestarían su reticencia a olvidar el actual léxico usado como principal carta de presentación electoral del dirigente: “podemos” (todos), no “puedo” (solo yo) o “creía que sería posible democráticamente”.

Parecería que mejorar la democracia y, con ello, la convivencia, la igualdad o la felicidad, sin excusas ni justificaciones de ningún tipo -medios de comunicación, ricos, empresas-, habría dejado de ser la verdadera aspiración, una vez alcanzada, precisamente, la posición de gobierno democrático.

¿Por qué?

Qué posibles respuestas tan, tan agrias.