El consumo final de los hogares en España representa en torno al 60% del PIB, según distintos Informes y Estudios publicados por el INE y Eurostat.

En consecuencia, la evolución de esta variable determina, de forma muy notable, la del propio Producto Interior Bruto.

La evolución de los precios también constituye un factor que determina la evolución del consumo, pero no es el único (otros factores son: si se tiene o no empleo, si se produce un aumento de las remuneraciones salariales, etc…)

Fijémonos ahora en el gráfico inicial, donde se representa la variación interanual del gasto en consumo final de los hogares en términos reales y la de su correspondiente deflactor (los precios vinculados a dicho gasto en consumo final).

Partamos también de una premisa por la cual se acepte que ante un aumento de los precios se dificulta el consumo (siempre y cuando la renta permanezca constante o decrezca) y viceversa.

Obsérvese pues que si durante todos aquellos trimestres iniciales en los que los precios de los bienes y servicios ligados al gasto en consumo final aumentaban, esto se producía como consecuencia de un aumento simultáneo de la renta disponible de los hogares.

Pero en 2008 sabemos que la crisis alcanzó de pleno a la economía española, provocando un aumento del desempleo fulminante que a su vez originó un descenso de la renta.

Entonces, el consumo, es decir, ese factor macroeconómico que pondera en el cálculo del PIB con un 60%, emprendió su declive de manera constante y paulatina (4,5%, 2,5%, 0,6%, -1,3%, -4,2%, respectivamente desde el último trimestre de 2007 y hasta el último de 2008).

Y esta circunstancia se produjo antes de que los precios decreciesen, indicando que éstos no hicieron otra cosa sino ajustarse a posteriori a la decreciente tendencia desarrollada por el consumo.

Toda vez que el consumo tocó fondo –en el 2º trimestre de 2009 con un -5,3%– precios y consumo comenzaron a evolucionar de forma pareja hasta el 2º trimestre de 2010, momento en el que una y otra variable comenzaron a seguir sus propios caminos, de un modo sorprendente.

Los incrementos de los precios se ubicaron por encima del 2% y el consumo se hundió otra vez.

¿Por qué ante un nuevo hundimiento del consumo los precios no reaccionaron a la baja sino más de dos años después?

¿Cómo es posible que en el año 2012, con el consumo marcando tasas inferiores al –3%, los precios llegaran a anotar incrementos superiores al 3%?

Análisis del consumo y los precios en la crisis española, cuestiones sin resolver.