En medio del fulgor mediático que generó la intervención del sistema financiero chipriota allá por marzo de 2013, este blog de economía publicó uno de los análisis más incisivos de cuantos se pudieron realizar en torno a la excepcional anomalía que con total claridad se podía observar en el valor per cápita de los depósitos bancarios de Chipre.

A decir verdad, de aquel análisis se desprendía que no era precisamente Chipre, sino Luxemburgo, el país de la economía europea donde se alcanzaba el mayor nivel per cápita de depósitos bancarios, 407.752 euros por habitante.

Ahora, transcurridos unos meses desde lo que por convenio (mediático) se denominó “rescate” – a diferencia de la acepción que mejor se podría ajustar a la economía doméstica de los ciudadanos de la sociedad, esto es, “remate”- es cuando poseemos la perspectiva necesaria para valorar la magnitud de las consecuencias de la intervención del país chipriota.

Dicha intervención, que continúa generando sobresaltos y desequilibrios –véase la reciente decisión del gobierno chipriota, acordada con la Troika, para elevar la quita de los ahorros bancarios desde el 37,5% hasta el 47,5% en cuantías superiores a 100.000 euros–  ha devuelto el valor total de los depósitos mantenidos en Chipre en junio de 2013 (49.743 millones de euros) a los niveles que se registraban en julio de 2007, justo cuando la crisis financiera internacional se encontraba en su albor.

La evolución representada en el gráfico inicial describe con absoluta claridad y sin la necesidad de realizar ningún análisis especial, la perturbación – tanto inicial como final- experimentada por el sector bancario de una economía que, a la vista de los acontecimientos, irónicamente ya se podría denominar de “quita y pon” con total naturalidad.