O en el esplendor de la construcción.

O en el aumento de la recaudación.

O en el competitivo salto de la banca local hacia el mercado global.

O en el éxito profesional de notarios y registradores de la propiedad.

O en la libertad para interactuar con todo paraíso fiscal.

O en el chorreo a presión e indiscriminado del crédito bancario.

O en las concesiones -amistosas- de obras públicas fastuosas.

O en la adaptación de las élites al hábitat empresarial.

O en las bodas celebradas en el Monasterio de El Escorial.

O en las transferencias al terminar las ponencias.

O en los coches deportivos y en los veranos en yate.

O en la emoción por escrutar el próximo resultado electoral.

O en las derrotas infligidas a los juegos de azar.

O en la belleza de toda catedral.

O en la corrupción confiamos.