Tras las elecciones al gobierno de la nación, las europeas, las municipales y a las comunidades autónomas celebradas en España recientemente, se presenta un panorama donde, debido a la inexistencia de partidos mayoritarios, las coaliciones son inevitables.

En primer lugar hay que señalar que las coaliciones no se dan en aquellos sistemas donde el ejecutivo se elige por elecciones presidenciales, donde el ejecutivo, separado como poder del legislativo, se elige en elecciones directas. En estos casos la mayoría presidencial se forma bajo el principio de la mitad más uno. Este sistema hace que los electores se sientan más representados por sus presidentes pues siempre gobierna el más votado. En Estados Unidos nunca hubo una coalición para elegir al presidente, esto sólo ocurre en los sistemas parlamentarios, donde el legislativo elige al ejecutivo.

Siendo que en España tenemos un sistema parlamentario, las coaliciones de partidos que sumen más del 50% serán las que elijan al ejecutivo. En este sentido existen dos tendencias, la de la ambición de poder y la de la implementación de los programas o propuestas hechas a los ciudadanos en las elecciones.

Los dos ejes principales de las elecciones generales en España han sido los impuestos y la actitud de los partidos nacionales hacia el movimiento independentista catalán. Los partidos de izquierda se han mostrado, como es habitual, partidarios de subir los impuestos para, de esta manera, fomentar la distribución de la riqueza haciendo que “los ricos paguen más”. Los de derecha, por el contrario, se muestran favorables a una bajada de impuestos, que haga que la riqueza aumente, al ser los recursos mejor gestionados por el sector privado, y que lleve a una mejora de la economía en general. En cuanto a la actitud con referencia al conflicto catalán, los partidos de izquierda se muestran más a favor del diálogo que los partidos de derecha.

En España, en los últimos años, ha existido una situación de bloqueo político. Los partidos independentistas catalanes, tradicionalmente los que “desempataban” entre la derecha y la izquierda nacional, no están dispuestos a participar en este juego político y simplemente reclaman la independencia de Cataluña. Esto lleva a la situación de que exista la posibilidad de una “italianización” de la política española, donde las elecciones generales se tuvieran que repetir en breves periodos de tiempo ante la imposibilidad de formar gobiernos.

La única coalición posible aritméticamente sin contar con los independentistas catalanes es la de los partidos socialista y de ciudadanos. Si se guiasen estos partidos por la ambición de poder (o quizás por la búsqueda de estabilidad política), sería la coalición posible. Pero si nos fijamos en las propuestas hechas a los electores durante la campaña vemos que sus propuestas, en los ejes principales, son realmente opuestas.

Esta situación podría llevar a un castigo por parte de sus votantes en próximas elecciones, ya que las coaliciones pueden hacer que los votantes den la espalda a los partidos a los que han elegido por no cumplir sus expectativas. Como ejemplo tenemos a los liberal demócratas de Nick Clegg en Gran Bretaña, donde fueron determinantes en el gobierno de coalición de Cameron de 2010 y que le llevó a la práctica irrelevancia política en las siguientes elecciones.

La ausencia de propuestas concretas en las campañas electorales hace que los pactos post-electorales sean más difíciles, puesto que se hace más hincapié en la supuesta ideología, que enfrenta a los partidos, y que no especifica medidas de gobiernos que se pudieran consensuar a posteriori.

En España, pues, estamos en una encrucijada política entre un acuerdo de estabilidad entre Ciudadanos y PSOE y una coherencia ante las propuestas políticas realizadas en la campaña electoral. Sin descartar un bloque de izquierdas con el apoyo tácito de los partidos independentistas.

Unas elecciones presidenciales directas acabarían con esta situación, aunque sería necesaria una reforma constitucional que también traería una inestabilidad quizás no deseada. La política es el arte de lo posible, veremos qué ocurre.