Esa fue la única realidad exitosa del sector en 2013. Que aumentaron los ingresos por turismo extranjero en 1.894 millones de euros, según los datos aportados por el Banco de España en el capítulo estadístico correspondiente a la Balanza de Pagos Internacional, al tiempo que el incremento de la plantilla del sector apenas llegó a 1.700 nuevos empleados. De tal manera que las empresas turísticas engrosaron sus arcas en 1,125 millones de euros por cada nuevo trabajador incorporado al sector.
Lo cierto es que en 2014 la cifra global de trabajadores se incrementó en una cifra superior, en torno a 65.000 empleados, por lo que ante un aumento similar de los ingresos producido ese año, 1.847 millones, la proporción de ingresos adicionales necesarios para contratar a un nuevo trabajador se redujo a 28.318 euros.
De manera similar, en 2015 el ratio descendió a 20.481, por lo que tan solo siguieron siendo necesarios 20.481 euros de ingresos adicionales aportados por turistas extranjeros para que siguiera aumentando la plantilla del sector, concretamente en 91.886 nuevos empleos.
Y llegados a este punto se produce un pero. Conocida la cifra récord de visitantes extranjeros de 2016, más de 75 millones, y ante la expectativa de alcanzar unos ingresos de, aproximadamente, 53.500 millones de euros en este mismo año, unos 2.500 millones de euros adicionales con respecto a 2015, la evolución descendente del ratio de ingresos necesarios para incrementar la plantilla del sector se vuelve ascendente, marcando cerca de 27.000 euros de ingresos extra por trabajador incorporado, en total 100.396 según los datos de Turespaña.
¿Significa esto que el sector está reaccionando, ante los sucesivos incrementos del número de visitantes extranjeros que se produce cada nuevo año, con cierta displicencia y desgana a seguir absorbiendo mano de obra actualmente parada? Pregunta retórica cuya probable respuesta es casi seguro que nadie en el sector público y empresarial vaya a querer abordar. Sale mejor a cuenta hablar de esos récords que, en realidad, a muy pocos de nosotros nos importan ya.