Daniel Claros, auditor financiero y blogger – www.danielclaros.com
Obtener buenas rentabilidades en Bolsa no es complicado. O por lo menos, no lo es tanto como a priori podamos imaginar, después de leer tantas técnicas y análisis existentes. Realmente puede resultar abrumadora la cantidad de información y teoría que existe al respecto.
Para los que no vivimos por y para la Bolsa, nos resulta muy complicado estar delante de una pantalla, analizando gráficos o cuentas de resultados, para tratar de sacar las máximas rentabilidades posibles.
Tampoco es necesario realizar numerosas operaciones al cabo de un año para obtener buenos rendimientos. Con una o dos transacciones, sabiendo aprovechar los momentos adecuados, podemos obtener rentabilidades que nos permitan estar el resto del año tranquilos.
Por tanto, la pregunta clave es…
… ¿Cómo identificar los mejores momentos para invertir?
Nassim Nicholas Taleb, famoso gestor de un popular hedge fund, además de ensayista e investigador financiero, acuñó hace años lo que se conoce como Cisne Negro.
El ser humano, como ser racional que es, trata de dar explicaciones lógicas a los fenómenos que ocurren en el día a día. En palabras de Taleb, “antes de ocurrir, los hechos son impredecibles. Después, retrospectivamente, naturalmente son claramente predecibles, y hasta con métodos científicos para explicar lo que pasó”.
Aquí es donde entra a jugar la teoría del Cisne Negro. El futuro es impredecible. Si el análisis técnico o el análisis fundamental fueran infalibles, el mundo estaría lleno de inversores millonarios. Pero no lo son.
Por tanto, aplicar la teoría del Cisne Negro consiste en aprovechar las “pequeñas crisis” que, de vez en cuando, azotan a ciertos valores o activos financieros, para poder aprovecharnos y posicionarnos en dichos valores.
Dicho de otra forma, un Cisne Negro es un evento improbable, que en caso de producirse tiene un impacto muy alto en los mercados.
De esta manera, la inversión podríamos definirla más bien como el arte de saber obtener rentabilidades en momentos puntuales de crisis. Donde normalmente las personas desinvierten, nosotros invertimos.
Y para dejar evidencia de que la teoría del Cisne Negro la puede aplicar cualquier inversor amateur que siga la actualidad económica de una manera más o menos regular, dejo los siguientes ejemplos recientes de buenas inversiones, tanto a nivel nacional como internacional:
Abengoa: el valor sufrió una caída brutal de su cotización en bolsa (más de un 35%) durante los últimos meses de 2014, como consecuencia del posible afloramiento de deudas que no tenían computadas como tal. Durante estos primeros meses de 2015, el valor se ha revalorizado en torno a un 50%, siendo uno de los valores con mejor recorrido en lo que llevamos de año. Si compraste acciones al inicio de 2015, podrías vender y retirarte del juego por lo que queda de este año, ya que habrás logrado una rentabilidad complicada de obtener en condiciones normales.
Santander: otro ejemplo muy reciente. El 9 enero 2015, Santander hacía efectiva una ampliación de capital por 7.500 millones de euros. Normalmente, las cotizaciones suelen caer cuando se da una ampliación de capital (por el efecto dilución para el accionista, más acciones en el mercado, menor valor unitario). Este caso no fue una excepción. Ese mismo viernes, la cotización llegó a caer un 14% en un solo día, hasta los 5,8€, el mayor recorte sufrido por el Grupo en Bolsa desde 1998. A fecha de escrito, última semana de abril, el valor está 6,66€. Cada uno que haga sus cálculos…
Bonos griegos: otro claro ejemplo de posible Cisne Negro. Hace unos meses, el premio Nobel de Economía Robert Shiller, decía que 2015 será un buen momento para invertir en Grecia. Es más, el economista estadounidense cree que para hacer inversiones reales hay veces que lo mejor es ‘meter’ el dinero en lugares que no «dan buenas sensaciones». (Claro ejemplo de cómo aprovechar un Cisne Negro). Lo que Robert Shiller nos está diciendo es que, a pesar de que las noticias económicas publicadas nos hacen creer que Grecia está al borde del colapso, la realidad es bien distinta. Hace poco menos de una semana, el bono griego a 10 años estaba ofreciendo una rentabilidad del 13,33%. Otro ejemplo más de que, no sin estar exentos de riesgos, invertir a contracorriente (y en momentos de catástrofe aparente), se puede obtener muy buenas rentabilidades.
Petróleo: último ejemplo claro de inversión en momentos de crisis. El martes 02 de diciembre de 2014 el barril Brent, la referencia del petróleo en Europa, tocó mínimos de cinco años, acumulando un desplome de un 42% desde máximos (ver gráfico adjunto). Aunque la recuperación del valor está siendo muy lenta, probablemente cualquier inversor que haya aprovechado esta caída para posicionarse, verá multiplicada su inversión en los próximos años.
Por tanto, y a modo de conclusión, invertir en Cisnes Negros es una opción más, muy válida, y que normalmente resulta muy efectiva. Se podrían poner muchos más ejemplos, Sacyr y su caída con el Canal de Panamá, Repsol y la nacionalización de YPF por Argentina, etc. Lo único que se requiere es información actualizada, valor, y un punto de oportunismo que siempre marcará la diferencia entre el éxito o el fracaso.
: ¿la Gran Recesión fue (ha-sido) el último «Gran Cisne Negro? Tiene pinta de que sí.
Se viene encima una crisis monetaria sin precedentes… ¿cisne negro? Para muchos, sin duda.
Muy buenas,
Efectivamente, podríamos decir que a nivel agregado la crisis financiera ha sido (y sigue siendo) un gran cisne negro.
Oportunidades siempre las habrá…
Un saludo!