Daniel Claros, auditor financiero y blogger – www.danielclaros.com
Una de las consecuencias de la crisis económica que estamos viviendo, independientemente del paro, la ausencia de oportunidades laborales, etc., podría decir que es el olor a quemado y ceño fruncido que provocas en muchas personas cuando les comentas que te dedicas a las finanzas.
Es cierto que normalmente es más fácil asociar aspectos negativos a ciertos conceptos, más aún en el contexto actual que estamos viviendo. Si hiciera una encuesta en la que preguntara, “dime las primeras palabras que te vengan a la cabeza cuando oyes el término finanzas”, pongo la mano en el fuego de que muchas respuestas serían del tipo, corrupción, capitalismo, desigualdad, estafa…
Y es lógico, cuando un mal uso de las finanzas por parte de ciertas personas ha provocado una de las mayores crisis económicas jamás sufridas en la historia de la humanidad.
Pero las finanzas (y por extensión, el capitalismo) no son negativas per se, sino, como casi todo en esta vida, depende de las personas y el uso que le den.
Es importante comprender este punto, ya que la naturaleza humana no fue cambiada por el capitalismo; la avaricia, codicia y todas las formas de comportamiento negativas del ser humano estaban mucho antes que Adam Smith, ,mucho antes que el surgimiento del capitalismo tal cual lo conocemos hoy en día.
El objetivo de una empresa (y por tanto, de un empresario o emprendedor), es ganar dinero, es crecer. Pero como siempre he dicho, una empresa es un conjunto de personas que trabajan para un bien común. Por tanto, si la empresa crece y el empresario crece, todos los trabajadores deberían crecer con ella.
No obstante, no debemos de olvidar tampoco el otro lado de la moneda. Analizamos siempre el lado del empresario, de la empresa, que gana dinero, pero la pregunta real sería, ¿por qué tiene éxito una empresa? Las empresas tienen éxito porque brindan un servicio o producto que cumple con las necesidades y deseos de otras personas, y que éstas están dispuestas a pagar.
Por tanto, podríamos decir que las finanzas, y por ende, el capitalismo, alienta a los individuos a liberar sus energías, sus impulsos y ambiciones, para perseguir no una guerra, sino perseguir de forma pacífica un objetivo.
Ahora bien, el camino para crecer se encuentra estrechamente vinculado a la ética de cada uno. Esa es la esencia del capitalismo, el crecimiento.
La humanidad siempre ha buscado crecer. Desde el descubrimiento del fuego, el invento de la rueda, los sistemas de regadío, el teléfono, internet… siempre se busca crecer y mejorar.
El dinero simplemente fue un invento que permitió un crecimiento más rápido. Como su propia definición indica, el dinero es un medio de intercambio, fácil de transportar y almacenar, es una unidad contable, ya que permite medir y comparar el valor de productos y servicios que son muy distintos entre sí, y es un valor refugio, ya que posibilita el ahorro.
Por tanto, la pregunta sería, ¿es el dinero un invento macabro y corrompido en sí mismo?
Dicho esto, faltaría por analizar un elemento clave, y que es realmente el diferenciador entre el simple juego del crecimiento y el modo de hacerlo, la ética.
Hace poco leí un artículo que hablaba sobre la fe con más seguidores en el mundo, “La religión del capital”. Es cierto que el capitalismo se ha vuelto una obsesión. El mundo moderno está empeñado en crearnos necesidades “no necesarias” día tras día, con el único objetivo de que gastemos el poco dinero que tenemos en bienes materiales.
Y el hecho de ganar más dinero, hace que queramos más. Si ganamos 1.000 euros, queremos 1.500, porque pensamos que viviremos un poco mejor, pero nos crearán nuevas necesidades para querer ganar 2.000 euros y gastar más… y así sucesivamente. Ya lo decía Gordon Gekko en la primera película de Wall Street, el dinero activa los mismos impulsos que la cocaína…
Por tanto, si me preguntas si las finanzas, y por extensión, el capitalismo, son malos, diría que no. Como todo en esta vida, casi nada es malo por naturaleza, depende del ser humano que esté detrás…
Las finanzas nos ayudan a crecer, a mejorar como persona, a abrirnos oportunidades, y abrírselas a nuestros hijos, amigos, o quien nos apetezca.
Las finanzas permiten crear empresas, PYMES, las cuales representan la mayor parte de la creación de empleo en el mundo y uno de los principales contribuyentes al PIB de un país. Pueden elevar la calidad de vida de las personas, fortalecen las comunidades y contribuyen significativamente a la estabilidad económica.
Está claro que siempre habrá casos como Madoff, como las preferentes, hipotecas subprime, etc., que contaminarán lo que tantas personas tratan de realizar de manera honesta y ética, pero es inevitable, y seguirá siendo así.
Por ello afirmo que es de vital importancia los valores, la importancia de contar con un buen sentido de lo que es bueno y malo.
No existe respuesta acertada para saber si el capitalismo es más positivo que negativo, o viceversa, y sin duda, será una fuente de debate. A la vista de la actual crisis económica, es cierto que ha dejado una serie de “víctimas” que podrán no estar muy de acuerdo con el sistema económico actual.
El capitalismo ha sido causa y efecto de los emprendedores. Sin emprendedores, serían pocas las innovaciones verdaderamente audaces que hacen mejor parte del mundo que vivimos hoy en día y por supuesto las que marcarán la pauta en nuestra vida futura.
No existe sistema perfecto, pero deberemos seguir luchando por mejorar lo que actualmente tenemos.
Estoy casi de acuerdo con usted. Pero no estoy de acuerdo con una cosa bastante relevante.
No se puede pedir ética a las empresas. A las empresas hay que pedirles legalidad, y tienen que ser los gobiernos los que transforman moralidad en legalidad.
Cuando dejas en manos de la ética el buen funcionamiento de las empresas dentro de la sociedad estás convirtiendo la inmoralidad en una ventaja competitiva. Estás promoviendo que las empresas sin ética se hagan con el sector.
Es cierto que las empresas buscan aportar algo, pero no a la sociedad como ente, sino a los sectores que tienen dinero. Las empresas esclavistas holandesas ayudaron mucho al desarrollo de las empresas azucareras de las américas, pero juzgar esto como un aporte a la sociedad puede ser discutible. Podríamos hablar de consumo responsable y responsabilidad del consumidor, pero hoy por hoy es imposible saber cómo se han producido la mayor parte de los bienes que consumimos. Si los gobiernos no toman carta en los asuntos e imponen como ley la ética de su pueblo estamos perdidos.