Muchos de vosotros estaréis de acuerdo en que de un tiempo a esta parte los minipréstamos en España han irrumpido en la escena financiera de una manera repentina, novedosa y haciendo gala de unas dosis considerables de presencia mediática y publicitaria.
Y esto a nadie le debería sorprender, porque el contexto económico en el que han hecho acto de aparición -saturación y sobreexposición del canal financiero tradicional, rescate y fusión de un gran número de las entidades del sector, incorporación de una elevada masa de trabajadores al paro- ha sido muy propicio para la creación y el desarrollo de un sector alternativo de financiación comercializador de productos conocidos popularmente como “minipréstamos”, “créditos rápidos”, “minicréditos online”, etc…
Una de las claves estadísticas que podemos encontrar para explicar su auge la encontramos en la Encuesta de Condiciones de Vida elaborada con carácter anual por el INE y en concreto en el análisis de la variable “Hogares con carencia material por tipo de hogar”, la cual analiza siete tipo de carencias específicas como “No tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos”, “Ha tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal” o “No puede permitirse disponer de un ordenador personal”, que a su vez están íntimamente ligadas con la “Renta Anual Neta Media” por hogar.
El valor de esta última variable desciende, precisamente, desde que quebrara una parte del sector financiero español, es decir, desde el año 2009, de modo que la renta media por hogar se ha contraído de manera interrumpida desde los 30.045 euros anuales de valor medio que consignaba en 2009 hasta los 26.092 en 2015 (descenso acumulado del 13%).
Y es aquí donde se produce, en consecuencia, el inicio del cambio de tendencia que posibilita un nuevo espacio de actividad financiera –la de los minipréstamos-, ya que como diferencia entre 2007 y 2015 encontramos que el porcentaje de hogares que no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos –más allá de lo que su remuneración salarial le faculta- ha ascendido desde el 31,9% hasta el 39,4%, que el que ha tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con su vivienda lo ha hecho desde el 5,6% hasta el 9,4%, o que el que no puede permitirse irse de vacaciones al menos una semana al año ha aumentado desde el 37% al 40,6%.
Estas son algunas de las razones por las que los minipréstamos han encontrado su hueco en el mercado español, unas razones que provienen y están ligadas, sin duda alguna, al contexto tanto financiero, como social, que la economía española ha vivido en el periodo de los últimos diez años.