El poder adquisitivo es uno de los conceptos de economía más usados por los expertos para aludir a la capacidad de compra, tanto de bienes como de servicios, que la posesión de “dinero”, o podría decirse también “salario”, permite y posibilita.

Sabemos que el salario adopta forma dineraria y que el dinero viene materializado en dólares, euros o yenes, es decir, en divisas, lo que significa que el dinero no es una realidad única y que por lo tanto su valor no es otro más que el que todos y cada uno de nosotros decidamos otorgarle.

Hasta aquí todo lo que se ha dicho es cierto, con la única excepción de esta última afirmación: “su valor no será otro más que el que todos y cada uno de nosotros decidamos otorgarle”. ¿Por qué? Sencillamente porque si así fuera, el consenso en torno al valor del dinero sería prácticamente imposible, y tal es así que incluso hasta entre las propias naciones sería imposible determinar los tipos de cambio concretos de compra/venta de sus respectivas divisas (en este sentido puede convenir revisar la teoría de la paridad del poder adquisitivo, en su momento magistralmente explicada por Andrés Lago en esta misma sección de conceptos económicos de El Captor).

Así que si lo que verdaderamente nos atañe en esta ocasión es el “Poder Adquisitivo” a secas, para ello lo relevante es saber que este “poder” no solo viene determinado por la variable dinero, sino también por la variable precio de todos y cada uno de los bienes y servicios que se pretende adquirir. Una cantidad de 1.000 dólares es irrelevante en términos de poder adquisitivo si se desconoce cuántos libros, hamburguesas o automóviles permite adquirir. Y a este respecto será preciso conocer, por lo tanto, cuánto vale cada libro, cada hamburguesa o cada automóvil, esto es, sus respectivos precios.

De modo que si en un momento dado quisiéramos comparar el poder adquisitivo de los españoles y de los franceses, por poner dos meros ejemplos, antes deberíamos conocer los ingresos o salarios medios de cada país, para conjugarlos acto seguido con el valor representado en cada territorio por una cesta de consumo idéntica que incorporara vivienda, servicios educativos, ropa, alimentación, medios de transporte, etc… Solamente así podría compararse de forma válida el poder adquisitivo de unos y otros.

Y para aclarar conceptualmente lo indicado véase este último ejemplo. El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de Francia es de unos 1.500 euros mensuales, mientras que en España es de unos 800 euros (en doce pagas). ¿Quién tendría, a la vista de estos datos, más poder adquisitivo, franceses o españoles? En verdad, todavía no sería posible responder; antes se debería conocer el valor de la cesta de consumo representativa en cada uno de los países. Supóngase que en Francia equivaliese a 750 euros y en España a 200. Ahora sí, España tendría un poder adquisitivo un 100% superior a Francia.